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5. Gestor - Separación operativa

Aceptación - La suerte está echada
Cuanto antes se entienda que luchar por el puesto ya no tiene sentido, mejor se podrá llevar a cabo una separación profesional por ambas partes.
 

Para ello hay que aceptar que la separación suele llevarla a cabo unilateralmente el superior jerárquico y que también está en su derecho cuando ya no da una oportunidad al rescate o simplemente ya no lo quiere. En definitiva, lo que hay que lamentar no es tanto la separación como la falta de un sistema de alerta precoz que hubiera podido evitarla. La comprensible escalada de la separación por parte del directivo afectado no sirve de nada, por desgracia, y a menudo acaba en una espera de 7 meses hasta la vista principal en los tribunales. Durante este tiempo "bloqueado", uno no puede esperar ni testimonios provisionales orientados a los objetivos, que sirven de poco ante el tribunal, ni referencias de la empresa. Incluso si uno ha encontrado un nuevo trabajo entretanto, la única opción es aceptar el despido y normalmente se pierden más beneficios. En retrospectiva, las "mejores" separaciones han sido aquellas en las que el directivo en cuestión ayudó a suavizar la situación, hizo de su modelo de tornillo de banco (acuerdo de despido) un win-win, garantizó una transición ordenada de la responsabilidad (sucesor) y se tomó tiempo para la selección final de la recolocación (proveedor, metodología, coach).